jerarquía eclesiástica

El fundamento de la jerarquía se encuentra en Jesucristo, que la instituye y le da la misión de enseñar, santificar y regir a los demás fieles a lo largo del tiempo (Mt 28, 19 y 20). Es la sucesión apostólica. El orden de los obispos es sucesor del Colegio Apostólico. La jerarquía instituida por Cristo incluye al papa como su vicario y cabeza de la Iglesia universal y a los obispos en comunión con él y entre sí, formando un colegio o grupo estable; incluye asimismo la misión del episcopado para el servicio de las concretas iglesias particulares (LG, cap. 3). La igualdad de los fieles, fundada en el bautismo y robustecida por el sacramento de la confirmación, tiene carácter fundamental, en el sentido de que es anterior a la diversidad de condiciones personales en la Iglesia producida por el sacramento del orden y los distintos carismas. En este sentido la jerarquía existe en la Iglesia, en el interior de la comunión de los fieles y a su servicio, no sobre ella ni evidentemente al margen de ella.