Se atribuye a Parménides. Adopta también otras formas de similar significado: Boecio:
De aeternitate mundi: «
ex nihilo nihil fit»; Tito Lucrecio Caro:
De rerum natura 1, 156 y 1, 543: y . Ayuda a establecer en el ámbito penal el orden adecuado entre el presunto antecedente fáctico y su consecuente jurídico: «
Sin la demostración de existencia del hecho, carecería de sentido, en virtud de la máxima expresiva de que , examinar la eventual autoría» (
STS, 2.ª, 26-I-1996, rec. 845/1995). La jurisprudencia lo invoca para ilustrar determinadas incompatibilidades casacionales como, por ejemplo, alegar conjuntamente inexistencia de prueba y error en la valoración de esa prueba: «
Pues no es compatible argumentar, de un lado, la incorrecta valoración de la prueba existente; de otro, alegar inexistencia de prueba de cargo: no es posible valorar lo que no existe » (cfr., entre otras, SSTS, 5.ª,
19-I-2011, rec. 83/2010, y
13-X-2009, rec. 21/2009).