Diccionario panhispánico del español jurídico

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ejecución dineraria por saldo de operaciones

Proc. Ejecución que puede despacharse por el importe del saldo resultante de operaciones derivadas de contratos formalizados en escritura pública o en póliza intervenida por corredor de comercio colegiado, cuando se haya pactado en el título que la cantidad exigible en caso de ejecución será la resultante de la liquidación efectuada por el acreedor en la forma convenida por las partes en el propio título ejecutivo, se haya notificado previamente al ejecutado y al fiador, si lo hubiere, la cantidad exigible resultante de la liquidación y se acompañen los documentos acreditativos de la liquidación conforme a lo pactado y la notificación.
LEC, arts. 572 y 573. «Frente a este despacho de ejecución de títulos que expresen una cantidad determinada, el apartado 2 del art. 572 de la Ley de Enjuiciamiento Civil se refiere a supuestos en que es necesaria una liquidación para determinar la cantidad exigible, y por tanto (como sucede de ordinario en las pólizas de préstamo) se ha pactado que la cantidad objeto de la reclamación sea la resultante de la liquidación efectuada por el acreedor en la forma convenida por las partes en el título ejecutivo, sin que en ningún caso se refiera a que la liquidación sea simple o complicada. Se utiliza la expresión “saldo resultante de operaciones derivadas de contratos”, que es mucho más amplio que “saldo resultante de apertura de cuenta”, “crédito en cuenta corriente” o similar. En este caso, el ejecutante deberá aportar también los documentos exigidos en el art. 573 de la Ley de Enjuiciamiento Civil: el documento o documentos en que se exprese el saldo resultante de la liquidación efectuada por el acreedor, así como el extracto de las partidas de cargo y abono y las correspondientes a la aplicación de intereses que determinan el saldo concreto por el que se pide el despacho de la ejecución, el documento fehaciente que acredite haberse practicado la liquidación en la forma pactada por las partes en el título ejecutivo y, por último, aquel que acredite haberse notificado al deudor y al fiador, si lo hubiere, la cantidad exigible. Ello permite que, como exigía la STC 14/1 992, de 10 de febrero, se justifique la liquidez de la cantidad reclamada mediante la aportación por la entidad bancaria de “los elementos de hecho y de cálculo imprescindibles para poder efectuar el examen inicial que exige el art. 1440”, así como la intervención del fedatario público de modo que suponga el efectivo “auxilio técnico” de que habla la sentencia del Tribunal Constitucional, elementos que permiten al juez realizar de un modo efectivo el control inicial respecto de la corrección de la cantidad exigida, calculada sin aplicar cláusulas abusivas (como puede ser la que fija el interés de demora), y que permiten al deudor oponerse si la liquidación de la cantidad que se le reclama ha sido, en su opinión, incorrecta» (STS, 1.ª, 12-IX-2014, rec. 1460/2013).